

DO Montsant, un paisaje rico en matices
Lo que hace que un buen vino se convierta en un gran vino es que éste nos pueda transmitir algo. En la DO Montsant, estos vinos se convierten en únicos porque nos transportan a su paisaje y se mantienen fieles a éste.
Montsant es una denominación de origen en forma de anilla con 17 pueblos ofrecen una gran variedad de matices en sus vinos, fruto de la orografía accidentada de la región, la diversidad de suelos, las variedades de uva, y por supuesto, de la actividad humana. Suelos calcáreos, graníticos, de pizarras, de arcillas y limos; viñedos de altura, en Montsant, Llaberia y la Figuera, en terreno llano o en pendiente, más o menos del Mediterráneo… Toda esta riqueza de matices nos define globalmente como DO y configura la identidad y singularidad de nuestro territorio y nuestros vinos.
Con el pueblo de Marçà a los pies, desde este mirador vemos la sierra de Montsant en el horizonte, de la que la DO toma su nombre. Se trata de un paisaje mediterráneo, donde los viñedos de garnacha, cariñena y macabeo se intercalan entre olivos, almendros, cereales, entre otros cultivos, para configurar un mosaico sinuoso y amable. A medida que avanzamos hacia el oeste (sierra de la Figuera) o al este (sierra de Llaberia y la Mola) se va convirtiendo en más abrupto y los muros de piedra seca cobran aún mayor importancia a la hora de disponer de terrazas para su cultivo.